La ruptura entre los ex socios revolucionará el fútbol y la televisión, a ambos lados de la pantalla. A través de una maraña de dirigentes, intermediarios y comisionistas, la transmisión televisada del fútbol puso de rodillas a los clubes. “Se adueñan de los pases de los jugadores de las divisiones inferiores, en forma directa o mediante testaferros, se quedan con comisiones vergonzosas que depositan en paraísos fiscales. Los clubes están obligados a respetar los derechos económicos de los jugadores mediante su inscripción, pero los contratos legales son invalidados por otros paralelos por montos muy superiores. Por eso cuando la asociación gremial protesta por las deudas impagas a los jugadores, los montos son irrelevantes en comparación con las cifras reales”. La licencia para transmitir los partidos de fútbol fue el principal ariete de Clarín en su avance sobre el mercado de cable en el interior. Para negociar esos derechos calculaba el mercado total que cubría cada cableoperador y no su número real de abonados, lo cual ponía el fútbol fuera de su alcance. Los derechos eran cedidos a precio subsidiado a una empresa propia, que fundía al competidor.
El paso siguiente consistía en comprarlo a precio vil. A quienes no pueden pagar se les ofrece un canal donde las cámaras dejan el campo de juego y enfocan la tribuna en cuanto se pone en movimiento la pelota, paradigma de humillación discriminatoria.
(*) Horacio Verbitsky de Página 12 del día 16 de Agosto de 2009
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