martes, 30 de junio de 2009

martes, 16 de junio de 2009

Carta Abierta a los ciudadanos (por Norberto Galasso)

Estimado compatriota:

Yo sé que a usted no lo van a engañar ni los diarios, ni la pantalla televisiva, ni las radios manejados por poderosos grupos económicos.

Sé también que está informado que De Narváez gasta $ 867.000 por día en su campaña electoral y además, tengo la certeza de que a usted no le convencen “los versos” que pregona la mayoría de los políticos en declinación. (También usted advirtió seguramente que el abogado defensor De Narváez en el caso de la efedrina es Mariano Cúneo Libarona, quien casualmente es el penalista que defiende a Menem en los juicios por sus negociados).

Cómo no lo va a saber si usted pertenece a la clase media de la ciudad de Buenos Aires que lee diarios y mira noticiosos televisivos.
Le escribo estas líneas porque sé también que a usted le molestan algunas cosas del kirchnerismo, o muchas. Le confieso que también a mí me dejan insatisfecho algunos aspectos de esta gestión.

Se lo repito, aunque estoy seguro que usted sabe bien quiénes son “los otros”: los peronistas Menem y Duhalde, los radicales que estuvieron con De La Rúa, el gran consorcio empresario de los Macri y el multimillonario que encubre las aspiraciones de Duhalde pues, como usted sabe, De Narváez no puede ser presidente porque no es argentino nativo. Y hasta algunos “videlistas” como la “procesista” Cecilia Pando, fervorosa representante de los represores y admiradora de Duhalde, es decir, de De Narváez.
Usted los recuerda tan bien como yo, seguramente.
Son los que quieren volver a la Corte Suprema en manos de jueces corruptos como en el 2000, a las humillaciones de la Argentina sometida a “relaciones carnales” con Estados Unidos como en 1998 y subordinada a los planes recesivos del Fondo Monetario Internacional, así como al incesante crecimiento de la Deuda Externa, con Cavallo y compañía.

Usted se acuerda, ¿no es cierto? Seguro que sí: cómo subía todos los días el “riesgo país” y los intereses y el saqueo... Quieren volver a entregar a los financistas especuladores el manejo de los aportes jubilatorios de todos nosotros, volver a la libre importación que destruyó gran parte de nuestra industria y provocó la desocupación, de donde surgió la delincuencia y la inseguridad que todavía sufrimos.
¡Cómo no se va a acordar!

Usted, comerciante minorista que estaba la mayor parte del día con los brazos cruzados esperando clientes que no llegaban en aquella época desgraciada, usted, joven con inquietudes, que estuvo tentado de sumarse a las colas ante las embajadas de España e Italia, junto a tantos amigos que veían cerrados sus horizontes en nuestro país.

Y usted, víctima de los negociados de Menem, que llegó a explotar un cuartel para que no se pudieran contar las armas que se habían vendido ilegalmente o estafado por De La Rúa, “el moralista” De La Rúa, que sobornó a los senadores para sancionar la ley de flexibilidad laboral. ¿Se acuerda de esa ley? ¿Se acuerda de los contratos basura? ¿Acaso olvidó que cuando la casa se incendiaba De La Rúa decía por T.V. que le preocupaba la posible extinción de la merluza?

Todos esos son los responsables de aquella Argentina hundida en el fango, en la miseria y la corrupción... y de los cinco presidentes en una semana, ¿se acuerda? Y del “corralito” y “el corralón”, cuando tuvimos que salir a la calle, con las cacerolas, reclamando “que se vayan todos”.
¡No me diga que no se acuerda!
Búsquelos en las listas de la oposición.

Algunos aparecen, otros están escondidos detrás de Narváez y de Michetti, mientras Menem y Duhalde ya se frotan las manos pensando que algunos confundidos van a votar a sus títeres y hasta los amigos de De la Rúa se preparan para rebajar, de nuevo, sueldos y jubilaciones, como en aquella época, cuando López Murphy proponía arreglar la situación económica rebajando a la mitad el presupuesto de educación y salud.
¿No me diga que se olvidó? No puedo creerlo.

Aquello no va más y usted lo sabe.

No lo van a engañar con las pavadas de si Cristina cambia o no de cartera todos los días o si Kirchner vocifera en vez de persuadir. A ellos les molesta el gobierno por sus aciertos y no por sus errores, y prometen una Argentina venturosa, cuando tienen el proyecto de hacernos volver a los 90.

Porque aquí, mi amigo, se están jugando cosas mucho más importantes que las chicanas que maneja la oposición, precisamente porque no puede desnudar públicamente su proyecto de regreso al pasado: que si el gobierno no hace reuniones de gabinete, que si Néstor influye sobre Cristina y otras “zonceras” en las cuales usted y yo no podemos detenernos cuando la cuestión central reside en cómo nos defendemos de la crisis mundial que va alejar de nuevo a los clientes de los comercios, que va a cerrar de nuevo los horizontes de los jóvenes si vuelven aquellos que fueron responsables de que la Argentina estallara en el 2001.
Con algunas caritas nuevas -juveniles porque tienen tatuaje- ellos quieren tapar su proyecto nefasto: por eso no se sabe si son estatistas o no, si son fondomonetaristas o no, si son latinoamericanistas o no, ni siquiera si son democráticos o no, porque lo que son es el pasado, aquel que usted y yo vivimos, desde el 74 hasta el 2003, cuando ellos gobernaban a favor de los grandes consorcios, de los grandes bancos, destruyendo al país.

Usted sabe, porque está informado, que desde el 2003 se ha bajado la desocupación y ha crecido el Producto Bruto como nunca en nuestra historia y que se vive mejor, aunque el conflicto con el campo desató inflación –más allá de que el INDEC intentase ocultarla- pero que ahora está más o menos controlada.

Usted sabe también, porque no es zonzo, que la Sociedad Rural no salió jamás, en toda su historia ,ni tampoco ahora, a defender la democracia y el bienestar del pueblo, sino a proteger sus vacas y sus reproductores que valen millones, así como sus cuentas bancarias en el país y en el extranjero, que se trata de un reducido grupo de grandes terratenientes y sojeros a quienes sólo les interesa exportar y cuanto menos coman los argentinos, mejor, porque hay más mercadería para vender afuera, mientras tienen a los peones “en negro” y de pata al suelo. .

Yo sé que usted entiende todo esto, pero le doy esta alerta porque, después, los males los pagamos todos. Y también le advierto que no conviene jugar al divisionismo, votando a una supuesta izquierda sin chance alguna, la cual -restándole votos al gobierno- beneficia a esa derecha reaccionaria que gobernó casi siempre en la Argentina.
Usted sabe bien que tenemos que terminar con la necedad de De La Rúa y la viveza de Menem y Duhalde. Y también sabe que todos queremos un país mejor para nuestros hijos y nuestros nietos, pero los que destruyeron lo que íbamos construyendo, vienen ahora con “el verso” de un mundo mejor cuando siempre fueron la expresión de un mundo peor.
No nos mejorarán, por el contrario, nos destruirán otra vez.

Este gobierno, con sus limitaciones y desaciertos abre, sin embargo un camino.
Apóyelo por su aciertos, sin por eso dejar de criticar sus errores, y empújelo hacia las transformaciones necesarias que urgen en nuestra Argentina.

Hay lo que hay, estimado amigo, y de todo lo que hay, no vote por el pasado.

Yo sé que usted no va a jugar con fuego: porque ya otras veces ha sucedido que por creer que se vota lo mejor, se destruye lo que es más o menos bueno y volvemos a lo que es decididamente muy malo.

En sus manos está el destino de la Argentina. Estoy seguro que lo comprende
Sería catastrófico que si se equivocan muchos, en el futuro tengamos que llorar juntos.

Norberto Galasso, junio 2009.
Historiador y ensayista, Norberto Galasso integra esa corriente ideológica denominada Izquierda Nacional que hizo importantes aportes al pensamiento nacional y popular.

lunes, 15 de junio de 2009

¿Quién es Alfonso Prat Gay? (*)

Era mediados de la década del ’90. La Argentina todavía disfrutaba de las mieles de la convertibilidad, a pesar de que para sostenerla se habían privatizado varias empresas públicas y la deuda externa crecía meteóricamente.
La pobreza y el desempleo comenzaban a sentirse en las calles. Un grupo de bancos extranjeros, liderados por el poderoso JP Morgan, realizó una de tantas operaciones financieras que se hacían en aquellos años.
Las entidades le aseguraron a la Argentina 7.500 millones de dólares en caso de que el país se quedara sin la cantidad suficiente de esa moneda para sostener la convertibilidad.
A cambio de este seguro, la Argentina tenía que pagar una cuota de 200 millones de dólares por año.
El hombre que encabezó la representación de los bancos extranjeros para la operación fue un joven argentino, que vivía entre Londres, Nueva York y Buenos Aires desde 1992. Su nombre era (y es) Alfonso Prat Gay.

Pocos años después, la convertibilidad explotó en medio de una crisis económica, política y social, sin precedentes.


Crisis del 2001

Los bancos que habían comprometido el apoyo no cumplieron, a pesar de que habían cobrado la cuota del seguro año tras año. En ese momento, Prat Gay ya no estaba en Londres.
Se había transformado en el presidente del Banco Central argentino. “Desde esa entidad se encargó de tapar el incumplimiento que los bancos tuvieron con la Argentina. Porque él había sido el encargado de la operación”, remató el diputado Claudio Lozano, que le contó este hecho histórico a Miradas al Sur.

La excusa que pusieron los bancos en aquel momento fue que los bonos, que se había acordado que la Argentina iba a emitir para que las entidades desembolsaran los 7.500 millones de dólares, se habían usado meses antes en el famoso megacanje.
Y aquí hay otra operación financiera que es bueno recordar para conocer de dónde viene Prat Gay. El megacanje se hizo en el año 2001. El país intercambió deuda por 27 mil millones de dólares y se pagaron más de 150 millones en comisiones. El banco que lideró la operación fue, una vez más, el JP Morgan. Alfonso Prat Gay aún trabajaba allí.

Meses después de la operación, el joven economista hizo el primer intento por entrar al Banco Central. El hombre que lo propuso para ser parte del directorio fue (y es) otro argentino famoso en el mundillo de la especulación financiera a escala global, amigo personal del estafador David Muldorf y autor intelectual del megacanje: Domingo Cavallo.


Domingo Cavallo

Él presentó en el Senado Nacional el pliego para que Prat Gay ingresara al directorio del banco. “Allí estaba el objetivo de tapar lo que se había hecho con el megacanje. Prat Gay era importante por el protagonismo que tuvo en esa operación el JP Morgan”, dijo Lozano.
Pero la oficina anticorrupción del Senado rechazó el pliego. El motivo fue la vinculación de Prat Gay con el Morgan. El banco estaba sospechado de participar en las operaciones de fuga de capitales y lavado de dinero que se estaban investigando en el Senado.
Hoy, la causa sigue adelante y el Morgan en el ojo de la tormenta.

Paradojas de la historia: a mediados de septiembre del 2001, la actual jefa política de Prat Gay, Elisa Carrió, lideró la primera presentación de esa investigación. En uno de lo salones del Congreso Nacional, vestida con un pulóver gastado y la cruz en medio del pecho, Carrió dijo cosas como ésta: “A través de bancos máscaras, cuentas negras y compañías financieras off shore, vinculadas a otros bancos, cuyos titulares viven en la Argentina, ese dinero se lavó en cuentas de bancos de los Estados Unidos”. Y concluyó: “Se trata de dinero sucio, proveniente de actividades ilícitas, básicamente”. Según declaraciones hechas a la prensa por Graciela Ocaña, quien trabajó con Carrió en aquella investigación, Prat Gay figuraba en la lista de los presuntos evasores. Estaba en el número 67 de un total de 1.000 personas. Se supone que saltó el corralito financiero por una suma de 780 mil dólares.

Hace pocos días, en la presentación de los candidatos del Acuerdo Cívico y Social, Carrió, con un vestido nuevo, maquillada y sin la cruz, dijo sobre el ex JP Morgan: “Alfonso puede liderar un grupo de gente seria. Tuvo consistencia y mesura cuando le tocó conducir el Central”.

Prat Gay llegó a la entidad finalmente. Fue un año después de su primer rechazo. En ese momento, Eduardo Duhalde llevaba 10 meses como jefe de Estado y por el banco habían pasado varios presidentes. Prat Gay apareció como una figura con la que Duhalde podía enviar una señal al sistema financiero internacional, que tenía una gran desconfianza del entonces presidente por su origen peronista. El 10 de diciembre del 2002, Prat Gay subió los 20 escalones de la puerta de entrada del edificio del Banco Central, luego en el ascensor hasta la oficina del presidente y se sentó en el cómodo sillón de cuero. Ese mismo día, la Argentina recibió propuestas de siete grupos financieros para renegociar más de 50 mil millones de dólares de deuda que estaban en default con los acreedores externos. Había llegado un hombre de confianza.

Luego vendría la maniobra contada por Lozano. Y el manejo de las compensaciones a los bancos por la devaluación que fue de miles de millones de dólares.

Los años en el Morgan. Para entender la pertenencia de un hombre a un sistema de intereses y de valores hay que conocer ese mundo en el que se formó. En el caso de Prat Gay también se trata del lugar en el que amasó su fortuna. En el momento que llega al JP Morgan –mediados de los ’90– el sistema financiero transnacional profundizaba el proceso de flexibilización que había comenzado a principios de los ’70. “El Morgan fue pionero en ese sistema que llevó la especulación a su máxima expresión”, dijo a este diario un economista que pidió reserva de identidad. El mecanismo era así: en marzo se compra el dólar, el euro, u otra moneda, especulando con lo que va a costar en mayo. Y se la vende antes a las personas que invierten especulando con lo que valdrá en julio, y así, sucesivamente. Prat Gay hacía esta tarea en su función de Director de Estrategias de Tipos de Cambio del Morgan. Llegó a ese puesto a los 33 años. Durante el tiempo que trabajó en el poderoso banco amasó su fortuna. El modo fue el habitual entre los operadores globales del sistema financiero. “Se cobra un sueldo fijo. Pero gran parte de las ganancias son las comisiones que reciben por las operaciones especulativas exitosas. Esto es algo que las entidades financieras usan como estímulo”, subrayó a Miradas al Sur Alejandro Vanoli, economista del Plan Fénix. En su última declaración jurada, conocida públicamente, Prat Gay aduce tener unos 10 millones de dólares en bienes. 6.5 millones están depositados en cuentas corrientes en el exterior. Se suman dos departamentos y depósitos en otras monedas.

Por último, antes de volver a la política de la mano de Carrió, se fue del Banco Central por diferencias con Lavagna, que en ese momento era ministro de Economía.
Los conflictos radicaban en el modo de encarar la renegociación de la deuda externa. La fecha de su partida es sugestiva: cuatro meses antes de que la Argentina comenzara el proceso de quita a los acreedores externos más importante de su historia.

(*) Extraído de la página: www.proyecto-nacional.com.ar

viernes, 12 de junio de 2009

Entrevista a Pedro Saborido, creador de "Peter Capusotto y sus videos" (*)

Por Juan Manuel Fonrouge.

Hablar con Pedro Saborido es bucear en una de las mentes más creativas y originales del país, que junto a Diego Capusotto, han conformado una dupla humorística que logró romper con el apelmazado aire televisivo, generando un fenómeno que desde la risa permite pensar.

En este número abordamos como tema central el humor político, y nos pareció que no había nadie mejor para hablar del tema que vos. ¿Como conjugaste el humor y la política?
Por querer hacer periodismo y no lograrlo. Con Omar Quiroga empecé a hacer periodismo, primero éramos amigos, pero también compañeros de militancia, y el hecho de no poder terminar de hacer pie en el periodismo, hizo que tuviéramos que seguir buscando trabajo en los medios. Caímos primero en radio Mitre, trabajando como guionista y luego accediendo al aire, y a partir de querer darle un condimento periodístico a lo que hacíamos es que empezamos a hacer humor político. Esto fue a finales del gobierno de Alfonsín y principios del de Menem. Después fuimos descubriendo que el humor político nos permitía no tener que coincidir necesariamente con la línea editorial del medio, porque de alguna manera el humor te permite ser más salvaje. Pensá que en esa época todo era mucho más tímido, hace 20 años, todavía había seineldines, planteos militares, aldos ricos, semanas santas, y el poder de ciertas corporaciones como la Iglesia era mucho más fuerte. Todo era más cauteloso que ahora, todavía la metáfora tenía su lugar, hoy los niveles de la expresión se extienden más, entonces el humor político era más sutil, de doble lectura. Después de Mitre nos llamó Tato Bores para trabajar en su último ciclo. De ahí nunca más me definí a hacer humor político marcado por la agenda diaria, por la lectura del diario. Como una especie de liberación de todo eso después hice “Delicatessen” y “Todo x 2 pesos”. En radio hicimos un programa con el Negro Fontova. Sí hago humor más como dice Rep, ‘todo humor puede ser político’, porque estás hablando de una realidad, y estás exponiendo una forma de pensar, hacer una broma también es una forma de hacer política, pero no hice más chistes sobre la Carrió y todo eso.

Pero varios de tus personajes están marcados por una visión política…
Sobre todo Bombita Rodríguez y Micki Vainilla, principalmente Micki que es el personaje que más crítica tiene, en cuanto a que está hablando permanentemente de un pensamiento semi-nazi, que se va a convirtiendo en sentido común en la gente. Frente a eso tenemos una postura que es satirizarlo, y en el satirizarlo está nuestra oposición a eso. Aunque hay que pensar que el humorista ante todo tiene que hacer reír, muchas veces somos como una especie de anarquista que tirotea todo lo que está alrededor, y a veces parece un anarquista, pero no lo es, por que tirotea siempre a determinados lugares. Lo más sorpresivo fue que desde la revista Humor para acá, el humor siempre fue baluarte del centro a la izquierda, de la defensa de la democracia. En los últimos años, otros espacios humorísticos más derechosos o liberaloides pudieron aflojarse y convertirse en lo que algunos catalogan como la ‘derecha divertida’, viendo el valor que tiene el humor para llegar con algunas ideas y algunos mensajes, y el valor de destrucción que tiene también. Yo no creo que a De la Rúa lo haya volteado un chiste en Videomatch, pero de alguna manera esa sátira sobre el mono termina poniéndole una frutilla al postre, y en ese sentido no sé cuáles son los límites. Hoy no me interesa trabajar desde los diarios, no tengo una respuesta automática ante cada hecho que sucede en la realidad, me interesa trabajar más con temas generales o sociales, que me salen más genuinamente.

¿Cómo es tu relación con la política?
Fui militante de superficie, y es un tema que aún hoy me apasiona, pero el tema de la política tiene diferentes dimensiones. La política no es sólo lo que reflejan los medios sobre la actividad de los dirigentes, muchas actividades que son realmente políticas no aparecen todos los días en los diarios, y cuando aparecen no lo hacen en la sección política. A mí la parte de política de los diarios me remite más a la parte de espectáculos. Hay todo un gran tramado de acción política que no es reflejado por los medios, que muchas veces realmente contaminan la cabeza, y lo único que terminás observando son pequeños fragmentos de discursos, en donde van formando opinión los comentaristas… Cuando observo esa parte de la política no me dan ganas de hacer humor con eso, ni lo tomo en cuenta, es anecdótica y coyuntural. Para mí, estar en el día a día de esa política es como hacer la página de chismes en la parte de espectáculos.

¿Y qué pasó con la militancia?
En cuanto a la militancia perdí los lugares, y las pocas cosas que hago con cierta actitud militante tienen que ver con determinadas formas de trabajar con la gente que me rodea. Me gustaría recuperar algún espacio, no me ha sido fácil en los últimos años, porque creo que esos espacios se han profesionalizado, viví de cerca cómo se iban dividiendo las orgánicas, entre los operadores y la militancia, que tenia que ver con la colaboración más plana, hasta con el fomentismo. Entonces en determinado momento tenías que optar entre tratar de pelear una concejalía o ir a pintar escuelas. Mirá cómo se han reducido los lugares de encuentro político, las unidades y comités, antes un tipo se acercaba para tomar mate, entraba a la política de una manera casi natural, alguien que quería participar de algo, que por ahí no tenia experiencia ni herramientas, pero se las daban. Hoy o sos un cuadro que tiene acceso a ciertas herramientas por estar cerca de alguno o no podés aportar más que desde tu lugar. A mí me pasó eso, he visto tipos que son profesionales de la política sin ningún tipo de ideología, más que el hecho de aportar en una carrera de poder. Esto sin ser crítico a la disputa por el poder, que de eso se trata.

¿El contexto político influye para pensar los programas? “Todo x 2 pesos” era en muchos aspectos una parodia al menemismo…
Era el momento del final del menemismo, y con altos niveles de berreteada, muchas veces no es voluntario, no es que uno dice: ‘voy a hacer un personaje que va a reflejar tal cosa…’ Micki nace desde la concepción de tener un tipo que se hace el pelotudo ante determinadas cosas, y después el personaje empieza a crecer y ves que tiene un correlato real, que ese pensamiento semi-nazi se va convirtiendo en sentido común, de pronto tiene cosas bestiales como remontar en la plaza una bandera con la SS, pero también tiene comentarios que se los podés escuchar a un amigo tuyo, o en un café en un arranque de irreflexión. La realidad después hace que ese personaje tenga otras connotaciones, quizás no estaba tan agudizado este enfrentamiento entre excluidos e incluidos cuando parimos a Micki, los personajes no están planificados o diseñados para que digan ciertas cosas, pero después terminan opinando cosas que vos tenés encima, es como que nuestra visión de la realidad nos sale por ahí. Quizás lo que queríamos era hacer reír, pero cuando evoluciona el personaje decís: ‘es verdad, hay un montón de tipos que piensan así’, es lo que está pasando, estamos al borde de una guerra en donde los niveles de racismo empiezan a crecer, y no es sólo en la clase alta, es en el tachero, en el quioskero, todo este tema de la inseguridad, entonces empiezan a saltar las irreflexiones, lo primero que se te ocurre no es pensar un poco, sino decir ¡negro de mierda!. A veces pienso: ¿cuándo va a llegar el momento en el que digan ¡hay que matarlos a todos!? En ese sentido parece que es un monstruo de anticipo lo que hicimos con Micki.

Pero Bombita Rodríguez también es un personaje con una lectura claramente política…
Lo que aparece es toda una postura o una visión que tiene que ver con un humor que se va haciendo a partir de cierto descontracturamiento de la militancia, con la vivencia de una cultura de fines de los ‘60 y principios de los ‘70, que fue lo que vivimos con Diego de chicos, de ahí ese aire pipomanceresco, la TV en blanco y negro. Es una visión infantil de esa época, que mas allá de lo que vino después tenia una alegría, una esperanza, unas ganas de otro mundo. Es esa estructura de cosa política y peronista…muchas jodas que hacemos con Diego o con mis amigos de militancia, un humor interno que empezamos a compartir. Para nosotros Bombita es una sorpresa, creíamos que iban a ser militantes nada más los que lo iban a entender, por la terminología, y nos dimos cuenta de que lo cazaba más gente de la que imaginamos.

Algunos ven en Bombita una autocrítica al fierrerismo y al dogmatismo político…
Para mí los montoneros eran una realidad cotidiana, tenía un primo montonero, y los de la tienda de la esquina eran también montoneros, no eran Al Qaeda encerrados en una caverna, había manifestaciones y salían a la calle. Había muchos matices en el peronismo, y muchas cosas convivían todavía. Pensá que estuvieron 18 años para que vuelva un tipo, es muy fuerte todo lo que se armó, no eran una bandita de 4 boludos que tiraban piedras, ¡se armaban ejércitos!. Y las edades, por ponerte otro ejemplo, el Che entró a la Habana con 31 años, eran otras intensidades, con sus pro y sus contras. Muchos hoy tratan de conciliar, en el mejor de los casos, las aspiraciones individuales con las colectivas, y como supervivencia terminan primando las aspiraciones individuales. Pensá que eran épocas donde lo colectivo era la primera instancia, en el día a día, la cotidianeidad estaba atada a una causa, y Bombita quizás habla de eso, más allá de todo lo que pasaba, mi visión infantil de esos años es una visión primaveral, el país era un asado, Perón venía y se festejaba. En mi barrio los tanos de la esquina sacaron la mesa a la calle y se pusieron a hacer un asado para toda la cuadra, todo eso antes de que viniera lo peor, todavía se compartía esa efervescencia. Mi viejo era obrero y vivíamos bien con su sueldo, y si alguna vez hacía horas extras venía a las 7 de la tarde. Hoy hay gente quemada laburando, olvidate de la clase baja, la clase media baja, en los barrios, qué espacio hay para lo colectivo…Nada, llegar y mirar tele y olvidarte de todo. Obviamente hay acciones barriales, pero son laburos que casi no se ven, están encapsulados. Además muchas veces son parches, comedores, aplaudibles, pero no hay una visión para adelante, sino de paliar esto, las redes sociales están más para aguantar que no termine de caer todo.

Bombita aparece en un contexto de debate sobre la década del ‘70 …
Sí, y muchos pueden verlo como una falta de respeto, pero el personaje es tan imposible, que hace que tenga una mirada tierna sobre todo eso, algunos pueden encontrar también una critica o una auto-crítica, pero tiene que ver más con cierta nostalgia. Bombita en todo lo que hace siempre busca aportar al regreso de Perón, desde un disco, un jueguito, un pesebre, y lo hace con alegría. Quizás ahí se nos cuelan visiones nuestras sobre eso, pero no creamos al personaje pensando en hacer una observación del setentismo, es un tipo que canta esas canciones pedorras, alegres, que hablan del socialismo. No pega, y es ahí donde se produce la gracia, porque no es la sátira de un militante de los ‘70, para nada, es un personaje inexistente, pero que podría haber sido, y estamos diciendo todo el tiempo que existió, que sacó una película y que hizo la otra… Tiene pequeños elementos de la realidad, uno cuando hace una cosa, por ahí nace en bruto, y después viene gente y te hace una observación.

Pasa con el arte en general…
Sí, uno lo hace inconscientemente, y al otro le despierta algo, una manera de poder ver determinada época con cierta alegría, cuando es una época signada por la tragedia, lo sabemos, lo único claro de Bombita es que se va del país, pero nunca decimos que lo chuparon. Todo el tiempo laburamos sobre esa parte previa, ningún militante de la época tenía en su cabeza que iba a venir lo que vino después, nadie imaginó esa magnitud. Bombita es como veíamos nosotros la realidad con esa mirada de chicos, sin saber lo que iba a venir después. Entonces muchos toman a Bombita como una introspección, pero para nosotros fue totalmente natural la observación de eso y llevarlo al humor. A muchos les sorprende ese borde extraño, ese borde lo sentimos, porque ante todo no queremos lastimar, es como un humor hecho con pinzas.

Ese paréntesis que hay en la trama que lo sitúa después en Cuba…
Para nosotros es tácito, uno hace humor con lo que siente que puede hacer humor, después ya sería laburar por encargo, ‘ahora viene la parte en la que tenemos que contar cómo Bombita se va del país’. Cientos de personas me mandaban mails sobre lo que vino después, y yo no los leía, porque no me interesa, no quiero ni nombrarlos a esos hijos de puta, entonces hay un paréntesis, un salto de tiempo, y es el tipo que hoy está en Cuba, fuma y no habla. Cuando te quitan esa posibilidad de tener un proyecto colectivo y te largan solo como un pajarito, ¿desde dónde me reconstruyo primero a mí?, a tipos como nosotros nos cambian dos o tres cosas, y entramos en angustia (hace el gesto del “emo”) Imaginate estos pibes, te estoy hablando de los que sobrevivieron, los pararon, los cagan a trompadas, los torturan, les matan a los amigos y después los sueltan y tienen que seguir, es como muy fuerte, debe haber 5 mil fantasmas en la cabeza de los militantes, por eso Bombita quizás es como una postalcita de la época, que no incluye sólo a los militantes, sino a cosas de la época, hasta costumbristas.

¿Y cómo nace el humor desde la figura de Perón?
Pasa porque los dos somos de extracción peronista, culturalmente peronistas, pero el peronismo como hecho cultural, innegable, y tiene que ver con muchas bromas que hacemos. Perón es un personaje con tantas facetas y tanta fuerza en su iconografía que es muy referencial. Cuando murió yo tenia 10 años, y era como ver a un astro, omnipresente, esto hace que uno lo pueda compartir, sean peronistas o no. Para mí siempre fue como una cuestión cultural, como el rock, y todo ese folclore me pareció muy rico, y algunos lo pueden compartir en distintos niveles, los que militaron pueden entender más cosas y otros pueden no cazar de dónde viene tal otra. El peronismo ha dado formas de cultura, hay tantas lecturas, el peronismo laborista, el peronismo movimientista. El otro día leía en el blog de Artemio López que Pablo Unamuno se sumaba a la Coalición Cívica, y contaba lo que rescataba del peronismo y lo que no, y más allá de su decisión, es tan vasto que vos podés rescatar un 30, un 15, un 10, un 18 por ciento, y en esa vastedad está también su riqueza cultural, y sus miles de interpretaciones y usos.

Y mal usos…
Es como Dios, en el nombre del peronismo se ha hecho de todo, había un chiste que al final no pusimos donde los yankis observaban una pelea en el espacio entre los burócratas y la Tendencia, y se preguntaban quiénes eran los enemigos. ‘No sabemos, los dos gritan viva Perón’. Era un poco eso, imaginate semejante instrumento cultural, o teórico, y los miles de usos. Una maquinaria multifunción que puede ir para distintos lugares, y es genial, miles de variables tales, que el resto es de una pobreza conceptual enorme. Y aquellos que quieren construir poder lo necesitan, mañana si Macri quiere acceder a más poder tiene que buscar un poco de peronismo, porque no va a poder construir nada. Después tenés a tipos que se suben como De Narváez, yo lo escucho hablar y me causa mucha risa. Nosotros hacemos humor con el peronismo porque es un pedazo de cultura nacional gigantesco, estamos llenos de peronismo por todos lados, de obras de esa época, desde un corredor de clubes deportivos que eran de sindicatos, como toda la avenida Libertador, YPF, Obras Sanitarias, el Club Municipal…El peronismo es fundacional en muchos sentidos, por lo menos de los últimos 50 años, por eso es hacer humor sobre algo que es evidente, como hacer humor sobre el fútbol, sobre música, sobre mujeres, no es un hecho chiquito que está, es un hecho grandísimo.

El programa es por momentos nostálgico, tiene un aire bastante melancólico…
Hay como una barrida en el programa del hoy para atrás. Apelamos al tema de lo cronológico, como una manera de contar, porque hay cosas que sólo las podemos contar en el contexto de fines de los ’70. Es un humor ubicado en distintas épocas, porque son distintas cosas que tenemos en la mochila que llevamos, por ahí una mirada melancólica en lo que hace a la juventud, a la inocencia, a valores más colectivos, a momentos menos individualistas, menos materialistas, que es la mirada sobre uno mismo, pero tiene que ver con revisar épocas. Y con el tema de los videos, había un afiche del Bafici (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente) que decía ‘ya viste a Fellini, ahora mirá lo nuevo’. Yo no sé si ya lo viste a Fellini como para decir ‘ya lo viste’, no es el programa de Tinelli que te lo repiten todo el día, anteponer a Fellini con lo nuevo… veamos qué es lo nuevo, porque por ahí lo nuevo no está bueno, como este rock montado todo el tiempo sobre lo nuevo, quizás esa mirada suene nostalgiosa, pero no es la idea. Cuando elegimos los videos no es porque decimos que lo que antes se escuchaba era mejor, sino porque estás todo el tiempo viendo la novedad, los canales te pasan la novedad, yo no quiero tener nostalgia, me gusta o no me gusta, vivimos la necesidad de la novedad como factor preponderante del avance.

Hacen un programa que es lo menos ‘minuto a minuto’ de la televisión…
Cuando uno hace algo que no necesariamente tiene que ser totalmente masivo, se da el gusto de decir: ‘vamos a hacer humor con esto’, no es que nos cagamos en la gente, ‘lo que tenemos para compartir es esto, ¿a ver cuántos hay?’ Es como si vos dijeras: yo hago la Revista 2010, y si ponemos un ojete en la tapa en vez de ‘Perón volvió’, y… vas a vender más, lo firmamos acá los dos, lo sabés… Ahora, vos decidís hacer esto. ¿Cuánta gente va a compartir esto? Seguramente mucha menos, quizás haya alguien que busque una síntesis superadora, que diga vamos a hacer una revista política pero con ojetes en la tapa, entonces los tipos compran la revista por los ojetes en la tapa y después leen otra cosa. No deja de ser un camino, pero hay también una elección, no sólo en base a una decisión, sino a lo que uno sabe hacer. Si yo te digo a vos: vamos a hacer una revista que venda 100 mil ejemplares con minas en pelotas, vos me vas a decir ‘Pedro, no sé si me va a salir, porque yo lo que sé hacer es esto’, y un poco lo que nosotros sabemos hacer es eso.

(FIN)

(*) Entrevista extraída de la revista 2010 - http://www.revista2010.com.ar