lunes, 27 de abril de 2009

III CARTA ABIERTA CORDOBA (*)

Ante la coyuntura electoral
Hora de definiciones y de compromiso
Es hora de definiciones y de compromiso. No está en juego el destino de un gobierno nacional, que puede ser meramente circunstancial. Lo que está en juego es un destino mucho mayor: la posibilidad de construir un proyecto democrático, nacional y popular, que nos obliga en este momento concreto de la historia a la defensa de este gobierno elegido por el pueblo, pero que lo trasciende como utopía y como respuesta a una excepcional coyuntura latinoamericana, donde desde experiencias disímiles e inéditas se ensayan modelos más justos y solidarios. En nuestro país, la ofensiva de poderosos sectores vinculados a la explotación agraria, especialmente los que defienden el modelo de sojización, soliviantada por los monopolios mediáticos, amenazan con una restauración conservadora y con la recreación de un Estado al servicio exclusivo de intereses sectoriales. El “clima destituyente” ha dado paso a una “acción destituyente”, directa, abierta y salvaje, que utiliza la extorsión, la mentira, la prepotencia y el miedo.
El discurso—con pretensiones hegemónicas—de los dirigentes de las patronales agrarias, al unísono con el lenguaje apocalíptico de los grandes medios de prensa y la repetición mecánica de políticos adornados de una pureza republicana que su pasado desmiente, pretenden imponer una imagen y una sensación de un país envuelto en el caos económico y social, al borde del abismo, poniéndole motes de “soberbia” o rasgos de confrontación a un gobierno que, aunque ellos lo lamenten, fue elegido de manera legítima por una amplia mayoría.
Sin ningún tipo de escrúpulos “descubren” ahora una sociedad “insegura” y con “bolsones de pobreza”. Pero en esa magra y cínica descripción omiten decir que buena parte de los orígenes de esa dolorosa desigualdad social es producto de un modelo neoliberal cuyos cimientos demandaron la brutalidad más oscura de la última dictadura militar para terminar profundizándose, con ribetes escandalosos, durante las gestiones del menemismo y el posterior fracaso del gobierno de la alianza. Tres décadas donde existieron planes económicos, pactos políticos, leyes de impunidad y un entramado inmenso de infinitas complicidades, tendientes a frenar cualquier tipo de viraje político que exprese como objetivo un modelo de país soberano con una base social más equitativa y justa.
Envueltos en el oportunismo de discursos opositores, los vemos ahora omitir también su participación directa dentro de ese modelo neoliberal, donde cada uno de ellos supo tejer negocios y gozar de beneficios sectoriales y personales. Por ello, se suman con desesperación y alianzas grotescas a la carrera electoral, urgidos sólo por defender o recuperar sus viejos privilegios de clase y hasta sueñan con que la crisis mundial del capitalismo haga pié en el país y les permita lograr la restauración conservadora.
Es hora de definiciones y de compromiso. Debemos decir claramente y organizar consecuentemente el No. El No al país sojero. El No al modelo agro-minero-exportador y el consecuente país sin industrias ni obreros. El No a considerar la pobreza como un hecho natural y sin remedio. El No a una nueva entronización fundamentalista del Mercado. El No a la devaluación del Estado, en su función de equilibrio social. El No al retorno de políticas de exclusión. El No a la instauración de un Estado policíaco y al “gatillo fácil”. El No a un retroceso en la lucha contra la impunidad y la vigencia plena de los derechos humanos. El No al regreso de las relaciones carnales con el imperio y la sumisión a los organismos internacionales que dictaminan las políticas económicas.
Con ese No, categórico y militante, afirmamos un Sí. Ratificamos, como lo hemos hecho en cada oportunidad, entre otros, Sí a la aplicación de retenciones a las exportaciones agrarias como instrumento de redistribución; Sí a la reestatización del sistema previsional; Sí a la nacionalización de Aerolíneas; Sí a la recuperación del Área Material Córdoba; Sí a la movilidad de las asignaciones jubilatorias y al mejoramiento, aún profundamente insuficiente, de su situación económica; Sí al reconocimiento de una jornada laboral de ocho horas para el peón rural; Sí a la regularización de la situación laboral de la empleadas domésticas; Sí a las medidas anticrisis, no siempre efectivas y sin vigencia federal pero reales; Sí a la no represión de los conflictos sociales y a una mayor democratización que vaya de la mano con la nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que ponga fin al monopolio informativo imperante.
Un Sí que implique el convencimiento de que para oponerse y vencer a la restauración conservadora, es preciso profundizar los cambios. Profundización que anime el surgimiento de un sujeto político capaz de convertirse en eje de esas transformaciones pendientes y, por ende, protagonista también de un espacio popular y nacional.
Somos conscientes que el ataque de la derecha no se asienta sobre lo que se posterga o hace mal, sino precisamente por lo que se está haciendo bien. Es por ello que, desde el anhelo para la configuración de ese espacio, nos reclamamos y reclamamos al gobierno nacional una política más audaz y efectiva en relación a la redistribución del ingreso, que posibilite un mayor acceso a la educación y a la salud pública; que encare con firmeza una redefinición profunda del modelo energético, ferroviario y minero; que se asuma una política clara en defensa de los recursos naturales, en resguardo del medio ambiente y los intereses de la Nación. Una defensa intransigente de las fuentes de trabajo y la vigencia del derecho laboral, el control de la inflación y una reforma impositiva que permita la equidad social.
Es hora de definiciones y compromiso. Y lo debemos hacer desde esta Córdoba, que debe despertar de su letargo y recuperar su historia y tradición combatiente. Es preciso desarrollar entre todos una alternativa opuesta al modelo cordobés de inspiración menemista, y a los políticos y partidos que han optado por el país sojero. Una alternativa a los que prometieron una política nueva, y terminaron asumiendo rápidamente los vicios de la vieja política. Una alternativa a todos los que desfilan en las marchas de los patrones agrarios, pero que jamás se los ve al lado de los trabajadores en conflicto, ni al lado de los organismos de derechos humanos que reclaman el fin de la impunidad.
Una alternativa que asuma el compromiso de la reconstrucción de un movimiento popular progresista, a partir del rescate de la política como instrumento de liberación, sin dobles discursos, sin personalismos, donde la acción sea coherente con el pensamiento.
En Córdoba existen grupos ambientalistas contra las mineras, organizaciones campesinas, asambleas ciudadanas, las madres de barrio Ituzaingó Anexo, la organización HIJOS, las Madres y Abuelas de Córdoba, la Universidad Nacional de Córdoba, Radio Nacional, el Archivo de la Memoria, los centros de estudiantes, empresas y medios recuperados, asambleas en defensa del agua, movimientos cooperativos, organizaciones barriales, sindicatos, el Comité de Apoyo al presidente de Bolivia Evo Morales, grupos teatrales, murgas, bibliotecas populares, centros culturales, revistas barriales, ciclos de cine, charlas, foros, radios comunitarias, redes de pequeñas y medianas empresas, editoriales locales, poetas, escritores y periodistas que asumen en su quehacer cotidiano un compromiso solidario y colectivo en consonancia con la idea de una sociedad más justa. Es hora de dar un paso más, respetando las identidades propias.
La “derecha” -como estamos acostumbrados a llamarla- con discursos barnizados de progresismo unas veces, y desembozadamente reaccionaria otras, históricamente ocupa un lugar que NO quiere ceder. Son los espacios de poder y control económico, político e informativo.Hay que animarse a debatir, a escuchar y dialogar. A forjar sin dogmas ni sectarismos ese espacio plural, capaz de nuclear las distintas voces de ese sinnúmero de organizaciones políticas y sociales que, a sabiendas de sus posibles matices o diferencias, coinciden fundamentalmente en un ideal de país y un continente americano donde la democracia, unida a la justicia social, dejen de ser sólo una utopía setentista. La coyuntura electoral nos plantea una hora de definiciones y compromisos. Una hora de construcción.
(*) Lectura pública: 27 de Abril de 2009 a las 18:30 hs en la explanada ubicada entre calle Caseros y Obispo Trejo de la ciudad de Córdoba. http://cartaabiertacordoba.blogspot.com/

sábado, 18 de abril de 2009

Reflexión sobre la vuelta de Carrió a la U.C.R. en la Convención de hoy 18 de Abril de 2009:

Mirá este video:
http://www.youtube.com/watch?v=k10RLuaAilw&feature=player_embedded

Ahora:
Lo bueno y lo malo en la vida, lo define cada uno de acuerdo a los conocimientos y convicciones que lo movilizan en la vida social y politica y según su perspectiva subjetiva... Aclarado esto y luego de ver el video, desde Generación del Bicentenario, entendemos por bueno y malo, lo siguiente:
NO esta mal que las relaciones entre las personas evolucione... Pero SI está mal que nos quieran hacer creer que Carrió fue pro radicalismo de toda la vida (se olvidan que en una época los quiso destruir para ser la única referente de la oposición).. y que Alfonsín siempre la bancó... NO está mal homenajear a alguien que dedicó su vida a la política.... SI esta mal intentar cautivar votantes con la sola presencia de su hijo que tiene el único mérito de llevar un apellido que muchos lloraron.... NO está mal recordar con afecto a un político al que le gustaba ser políticamente incorrecto y decir lo que realmente pensaba, y expresar con la mayor firmeza sus convicciones.... SI está mal intentarlo contrastar con Néstor Kirchner haciéndolo aparecer como el democrático vs el autoritario, siendo que el segundo, kirchner, actúa firme en sus convicciones de la misma manera que don Raúl..... NO está mal que el homenaje a don Raúl llegue a contener adjetivos como un demócrata... SI esta mal que los adjetivos escalen hasta el "santo" de la democracia, pretendiendo contrastar con la demonización que se hace del proyecto nacional y popular encabezado por Néstor Kirchner....

Nosotros somos políticos y estamos en busca del poder... asumimos que en esa búsqueda a veces nos movemos (aunque sea milésimas) de alguna de nuestras convicciones… pero permanecemos en nuestra guía básica: buscar la felicidad del pueblo, principalmente de los pobres. No careteamos como esta mujer, Carrió, que transa con los grandes grupos económicos que le imponen un candidato que es el Martínez de Hoz encarnado: Alfonso Prat Gay... Encima nos quiere hacer creer que tiene poderes sensitivos mayores a los nuestros... Hace dos meses Carrió hizo una conferencia de prensa en la que (en pleno conflicto con el campo y con la clara intensión de ganar adhesiones desde ese espacio) en la que proponía eliminar las retenciones y el ingreso que dejara de entrar por ello lo cubriéramos con un crédito del FMI !! (Prat Gay a su lado asentía)... está mas que claro para quien trabaja Carrió...

Para los mismos grupos que presionaron y forzaron la salida de, su hoy homenajeado y en nombre de quien volvió a la Convención Nacional del Radicalismo, don Raúl...

A la hora de optar, analicemos de que lado está cada uno en la madre de todas las batallas: la distribución de la riqueza entre ricos y pobres.... entre argentinos y grupos económicos sin bandera...

El verdadero Alfonsín escondido por Clarín:
http://www.youtube.com/watch?v=_Uk6-7PiDno&feature=player_embedded

A reflexionar... comentá esta nota...

jueves, 9 de abril de 2009

Carta de Juan Perón a los Jóvenes del año 2000

La juventud argentina del año 2000 querrá volver sus ojos hacia el pasado y exigir a la historia una rendición de cuentas encaminada a enjuiciar el uso que los gobernantes de todos los tiempos han hecho del sagrado depósito que en sus manos fueron poniendo las generaciones precedentes, y también si sus actos y sus doctrinas fueron suficientes para llevar el bienestar a sus pueblos y para conseguir la paz entre las naciones.
Por desgracia para nosotros, ese balance no nos ha sido favorable. Anticipémonos a él para que conste, al menos, nuestra buena fe y confesemos lealmente que ni los rectores de los pueblos ni las masas regidas, han sabido lograr el camino de la felicidad individual y colectiva.
En el transcurso de los siglos hemos progresado de manera gigantesca en el orden material y científico, y si cada día se avanza en la limitación del dolor, es solamente en su aspecto físico, porque en el moral, el camino recorrido ha sido pequeño.
El egoísmo ha regido muchas veces los actos de gobierno y no es el amor al prójimo, ni siquiera la compasión o la tolerancia, lo que mueve las determinaciones humanas.
Esa acusación resulta aplicable tanto a los pueblos como a los individuos. Cierto que en uno y en otros se dan ejemplos de altruismo, pero como hechos aislados de poca o ninguna influencia en la marcha de la humanidad. Es cierto que en ocasiones parece que se ha dado un gran impulso en favor de los nobles ideales y de las causas justas, pero la realidad nos llama a sí y nos hace ver que todo era una ilusión. Apenas terminada la guerra, ponemos nuestra esperanza en que ha de ser la última porque las diferencias entre las naciones se han de resolver por las vías del derecho aplicado por los organismos internacionales. Pocos años bastan para demostrarnos con un conflicto bélico de mayores proporciones el tremendo error en que habíamos caído. Hasta el aspecto caballeresco de las batallas se ha perdido y hoy vemos con el corazón empedernido como al cabo de veinte siglos de civilización cristiana, caen en la lucha niños, mujeres y ancianos.
Apenas un conflicto social ha sido resuelto vemos asomar otro, de más grandes proporciones, no siempre solucionado por las vías de la inteligencia y de la armonía sino por la coacción estatal o de las propias partes contendientes más fuertes, no el del mejor derecho.
Frente a esta lamentable realidad: ¿de qué han servido las doctrinas políticas, las teorías económicas y las elucubraciones sociales?. Ni las democracias ni las tiranías, ni los empirismos antiguos ni los conceptos modernos han sido suficientes para quietar las pasiones o para coordinar los anhelos. La libertad misma queda limitada a una hermosa palabra, de muy escaso contenido, pues cada cual la entiende y la aplica en su propio beneficio. El capitalismo se vale de ella no para elevar la condición de los trabajadores procurando su bienestar, sino para deprimirles y explotarles. Los poseedores de la riqueza no quieren compartirla con los desposeídos sino aceptarla y monopolizarla. E inversamente, los falsos apóstoles del proletariado quieren la libertad más para usarla como un arma en la lucha de clases que para obtener lo que sus reivindicaciones tengan de justas.
No ha empezado a alborar el liberalismo económico cuando -para impedir sus aplausos- tiene el Estado que iniciar una intervención cada vez más intensa a fin de evitar el daño entre las partes y el daño a la colectividad. Pero tampoco su intervencionismo constituye un remedio eficaz porque, o es partidista, o busca anular las libertades individuales y con ellas a la propia persona humana.
El mundo ha fracasado. Mas este fracaso, ¿será tan absoluto que no deje un mínimo resquicio a la esperanza?. Posiblemente podamos mantener el optimismo con la ilusión de que el avance de la humanidad hacia su bienestar es tan lento que no lo percibimos, pero de cada evolución queda una partícula aprovechable para el mejor desarrollo de la humanidad. El avance es invisible y está oculto por sus propios vicios a que antes he aludido, pero no por eso deja de existir.
Se haría más perceptible si cada uno de nosotros se despojase de algo propio en beneficio de sus semejantes, si tratase de dirigir las disputas con la razón y no con la violencia. Dentro de mis posibilidades así he procurado hacerlo y, en este sentido, he orientado mi labor de gobernante. Válgame por lo menos la intención y sea ella la que juzguen y valoren mis críticos del porvenir.
La humanidad debe comprender que hay que formar una juventud inspirada en otros sentimientos, que sea capaz de realizar lo que nosotros no hemos sido capaces. Esa es la verdad más grande que en estos tiempos debemos sustentar sin egoísmos, porque éstos nos han conducido solamente a desastres.
En nuestra querida Argentina, el panorama descripto se ha sentido sin ser cruento, pero en el orden general, los hechos prueban que ha sido el acierto la resolución que ha precedido nuestra realidad. La independencia política que heredamos de nuestros mayores hasta nuestros días, no había sido colectivizada por la independencia económica que permitiera decir con verdad que constituíamos una nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.
Por eso nosotros hemos luchado sin descanso para imponer la justicia social que suprimiera la miseria en medio de la abundancia; por eso hemos declarado y realizado la independencia económica que nos permitiera reconquistar lo perdido y crear una Argentina para los argentinos, y por eso nosotros vivimos velando porque la soberanía de la Patria sea inviolable o inviolada mientras haya un argentino que pueda oponer su pecho al avance de toda prepotencia extranjera, destinada a menguar el derecho que cada argentino tiene de decidir por sí dentro de las fronteras de su tierra.
Contra un mundo que ha fracasado, dejamos una doctrina justa y un programa de acción para ser cumplido por nuestra juventud: esa será su responsabilidad ante la Historia.
¡Quiera Dios que ese juicio les sea favorable y que al leer este mensaje de un humilde argentino, que amó mucho a su Patria y trató de servirla honradamente, podáis -hermanos del 2000- lanzar vuestra mirada sobre la Gran Argentina que soñamos, por la cual vivimos, luchamos y sufrimos!"
General Juan Domingo Perón